AA.VV
En el año 79 d.C., una terrible erupción del Vesubio sepultó varias de las poblaciones que rodeaban el volcán. Una de ellas era Pompeya, una próspera ciudad del Imperio romano, que vio su futuro truncado para siempre. Sin embargo, la catástrofe permitió que sus restos llegaran hasta nosotros en un extraordinario estado de conservación y descubriéramos una joya única.