Hoy en día, no entenderíamos que se negase ir al colegio o a la universidad a una persona solo por ser mujer, pero no hace mucho tiempo esto era lo que ocurría en casi todo el mundo. Está claro que, en este aspecto, las cosas han cambiado mucho en la mayoría de los países. El camino no ha sido sencillo y muchas personas han luchado muy duro para conseguir el tipo de educación que tenemos actualmente.
La educación influye de forma crucial en nuestro desarrollo personal y nuestro futuro laboral, y debemos plantearnos si realmente la formación que disfrutamos hoy es igual para todas las personas, con independencia de su sexo. Recientes estudios han revelado que determinados estereotipos de género se implantan en el pensamiento a edades muy tempranas, haciendo que las niñas se vean menos capaces para determinados estudios que los niños. La escuela es un lugar privilegiado para enseñar valores como la igualdad y el respeto, pero todas las personas, en cualquier ámbito, debemos transmitir esos valores a las futuras generaciones; nuestro futuro depende de ello.
En palabras de María Montessori, "la primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle".