Un cerdo, entre todas las cosas, gozaba al cazar mariposasy, luego, al dejarlas bailar y mirarlashaciendo piruetas airosas.? Un cerdito marinero de Motril, una cerda voladora en Pedreña,un comilón neoyorquino, una soprano en Valencia? y muchos más puercos, marranos o gorrinos protagonizan estos desternillantes?guarripios? de Arnold Lobel que el traductor Miguel Azaola adapta y actualiza con maestría, sin perder ni pizca de la rima, el ritmoy el grotesco humor de la obra original de 1983