En una habitación cerrada a cal y canto se comete un crimen: los que están fuera oyen gritos, tiros, muebles volcados..., pero, cuando derriban la puerta, en el cuarto está la víctima, pero no el asesino. Este problema inicial se complica más aún con otros dos posteriores: ¿Cómo ha podido el asesino disolverse literalmente entre las manos de sus perseguidores? ¿Cómo es que el asesino, después de ser abatido a tiros, aparece muerto de una cuchillada, y al final resulta no ser el asesino? El joven Rouletabille, tomando su razón "por el lado bueno", con lógica inatacable, consigue descifrar tan apasionantes enigmas en esta obra clave del problema del "recinto cerrado".