Pocas veces en la historia de la literatura se ha producido una fusión tan completa entre vida y poesía como en la obra de Miguel Hernández (1910-1942). De origen humilde y formación autodidacta, Miguel vive la vida y la litera con idéntica pasión: se enamora hasta los tuétanos, y expresa en vibrantes versos el sufrimiento que le causa el desdén o la ausencia de la amada; cobra conciencia de las desigualdades sociales y, sintiéndose "viento del pueblo", clama contra la explotación de los niños, denuncia la terrible lacra del hambre y alienta a los trabajadores para que luchen contra la injusticia...